La planificación urbana y
las construcciones palaciegas de la Ming fueron la base de arquitecturas
posteriores. Beijing, la capital, y Nanjing, la mayor ciudad antigua
conservada, se beneficiaron de la planificación y administración de la Dinastía
Ming. Los palacios de los emperadores de la Dinastía Qing se desarrollaron y
perfeccionaron según los de la Ming. Beijing se reconstruyó así y se dividía en
tres partes: la ciudad exterior, la interior y la imperial.
En la Dinastía Ming
continuaba la construcción de la Gran Murralla, una grandiosa empalizada para
la defensa militar. Numerosos muros y cuerpos de la murralla se construyeron de
ladrillo, y el nivel técnico de construcción alcanzó su punto más alto. La Gran
Murralla de la Dinastía Ming se inició a orillas del Río Yalü del este y llegó
al paso estratégico Jiayu, provincia de Gansu del oeste, con una longitud de
5.660 kilómetros. Los famosos pasos estratégicos de Shanhai y Jiayu son obras
excelentes de peculiar estilo arquitectónico chino; la Gran Murralla en
Badaling y Sima Tai, Beijing, tienen un alto valor artístico.
En esta época, la decoración
y coloración de las construcciones oficiales crearon algunas normas. Se
utilizaba ladrillo, esmalte o barniz para cerámica y madera en muchas obras. Se
usaba el ladrillo generalmente para construir el muro de las viviendas civiles.
La distribución de las
construcciones era más avanzada en la Dinastía Ming. El Mausoleo de Mingxiao de
Nanjing y las Trece Tumbas de Beijing son buenos ejemplos de formación de
atmósferas solemnes con tumbas aprovechando la topografía y el medio ambiente.
Vale la pena mencionar que
la técnica Fengshui (geomancia) alcanzó su apogeo en la Dinastía Ming. La
influencia de este peculiar fenómeno de la cultura antigua en la historia
arquitectónica china continuó hasta hoy. Además, los muebles del estilo Ming
gozan de gran fama mundial.
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